Generación NoMo (Not Mothers)

 GENERACIÓN NoMo (NOT MOTHERS)

 

no-kids

Hace unas semanas mientras leía el periódico, me encontré con una noticia que despertó mi atención, porque precisamente llevaba cierto tiempo pensando sobre ese tema. Dejando a un lado la parte cotilla de la noticia, el artículo en cuestión trataba sobre una nueva generación, llamada la “Generación NoMo” (not mothers). O lo que es lo mismo: mujeres que no quieren ser madres.

Cuando llegas a una determinada edad (30 años en mi caso) hay ciertos asuntos que te tienes que plantear. Uno de ellos es la posibilidad, o no, de tener hijos. En mi caso, hasta ahora contemplaba la maternidad como algo lejano, en un plano abstracto. Ya pensaré en ello más adelante, cuando llegue el momento, pensaba. Con el paso de los años y los consiguientes embarazos y partos de personas cercanas, el tema de la maternidad dejó de estar en ese plano abstracto para convertirse en algo real, cercano y por lo tanto que debo valorar.

Desde muy pequeña siempre me visualicé a mi misma fuera del estándar de familia en la que crecí. No me imaginaba viviendo, a los 30 años, formando parte de la típica estampa familiar: con casa familiar-hipotecada, marido e hijos. En esencia, vislumbraba mi futura vida desarrollando una profesión que me permitiera crecer y progresar, y sintiéndome, también, satisfecha en mi vida personal.

Con esto quiero decir que el tema maternidad nunca ha entrado en mis planes. Nunca lo he contemplado seriamente. Y parece que para un porcentaje nada desdeñable de mujeres tampoco entra en sus planes. Un 20 % de las mujeres europeas no son madres, de ese porcentaje solamente un 2-3% son infértiles. Por lo que el porcentaje restante de mujeres ELIGE no ser madres. Esta elección puede deberse a circunstancias de la vida, que pueden ser múltiples y muy diversas: no tengo pareja y no quiero ser madre soltera; no tengo recursos; no tengo trabajo, etc. Esta decisión viene precedida, probablemente, de una gran odisea emocional.
Pero no todas las mujeres toman la decisión de no ser madres viéndose forzadas por las circunstancias, hay mujeres que voluntariamente y por decisión propia deciden no tener hijos. Lo piensan, lo meditan, y finalmente deciden no abrirle paso a la maternidad.

El problema es que (y lo digo por propia experiencia) cuando llegas a cierta edad tu familia y amigos comienzan a bombardearte con preguntas y afirmaciones del tipo: ¿cuándo tendrás un hijo? Se te va a pasar el arroz, cuando lo quieras tener ya no podrás y te arrepentirás. ¿No sientes el instinto maternal? Tener un hijo es lo mejor del mundo.
Tú, aunque no te hayas pronunciado al respecto, te encuentras sufriendo todo tipo de presiones para tener un hijo. Mi madre tiene tantas ganas de que tenga un hijo y de convertirse en abuela (creo que esto último pesa más), que me plantea la posibilidad de transferirme una cantidad de dinero al mes para mantenerlo. Surrealista. Para ella, lo natural y normativo sería que yo desee ser madre y por lo tanto decida engendrar un bebé. De ahí su ofrecimiento económico, porque cree que mi única razón de peso para no tenerlo es la crisis económica.

La polémica surge cuando yo verbalizo que no quiero ser madre. Que conste que yo lo expongo a quien me lo pregunta y sin ningún ánimo de polemizar. Razono que mi decisión no está tomada en base a motivos económicos, ni profesionales. Les digo que no tengo instinto maternal ni deseos de procrear. Todas las mujeres tienen deseo de ser madre, es la naturaleza, el instinto maternal, me responden ellos. Automáticamente pienso: ¿es que hay algo raro en mí? ¿soy defectuosa?

En realidad no sé cómo funciona el instinto maternal. ¿Existe?, ¿es algo así cómo enamorarse?, ¿lo tienes desde siempre, o surge al quedarte embarazada o al parir? Obviamente me planteo todas estas preguntas porque yo no siento ni rastro de tal instinto.
Investigando sobre este tema descubro que los expertos hablan de que no existe evidencia científica alguna de que se produzca el instinto maternal. Es decir, desde el ámbito fisiológico no se puede hablar de mecanismos comunes a todas las mujeres que nos provoquen el deseo de ser madres. De hecho se ha comprobado que muchas mujeres que, por razones médicas, han sido esterilizadas mantienen el deseo de ser madres. Las investigaciones concluyen que es un mito que exista el deseo universal de ser madre. Lo que sí existe es el instinto y deseo de cuidar a nuestro hijo cuando nace. Algo muy lógico, porque nuestro bebé es un ser totalmente indefenso que depende de nuestro cuidados para sobrevivir.

El mal llamado instinto maternal es en realidad el sentimiento de las mujeres (que quieren ser madres) de que les ha llegado la hora de tener un bebé; sentimiento condicionado por la cultura en la vivimos. Es decir, si a los 32 años (edad media a la que las mujeres tienen su primer hijo en España) tienes un trabajo estable, una casa, un perro…o cualquier otra cosa importante para ti, sientes que ahora es un buen momento para tener hijos.

Lo que sí existe es un reloj biológico, en el sentido de que hay un tiempo limitado para poder ser madre. Las mujeres nacemos con una cantidad establecida de óvulos. Cuando llegamos a la pubertad tenemos aproximadamente 300.000 óvulos. Vamos perdiéndolos hasta que a los 40 años se produce una gran caída. Cuando llega la menopausia, significa que ya hemos perdido todos nuestros óvulos, por lo que la posibilidad de tener hijos se esfuma.
Por lo tanto, el reloj biológico nos dice, sutilmente, que en un tiempo determinado debemos decidir si queremos tener un hijo. Tiempo que, teniendo en cuenta el contexto económico y social en el que vivimos actualmente, es muy limitado.

La mayor parte de la sociedad todavía cree que la maternidad es una hoja de ruta a seguir para las mujeres. Una parada obligatoria en el camino. Los sociólogos hablan de que existe una presión social a favor la maternidad. Por este motivo, cuando una mujer decide no convertirse en madre se ve forzada a dar explicaciones de por qué no quiere serlo. Si no te conocen y no conocen tu historia, lo más probable es que piensen que no tienes hijos porque las circunstancias no te favorecen: “no tiene pareja, pobre” o “seguro que es infértil”.

Si te escuchan decir que no tienes hijos porque simple y llanamente no quieres, probablemente te tachen de egoísta. Consideran que no quieres renunciar a parte de tu independencia o desarrollo profesional en favor de tus hijos.

Personalmente yo lo veo todo más simple. Si quieres tener hijos, adelante, tiene que ser una experiencia realmente increíble. Yo de hecho, siento cierta envidia por las parejas que pasean felices con sus churumbeles monísimos agarrados de la mano. Admiro profundamente a las personas que sacrifican mucho de su vida por sus hijos, y no hablo solo de horas de sueño y tiempo de ocio.
Pero no me parece justo que se cuestione que otras mujeres decidan no ser madres, por las razones que sean. Ni que se les pida explicaciones como si estuvieran diciendo que se quieren ir a vivir a Marte. Si todavía estamos en ese punto, significa que no hemos avanzado como sociedad. Debemos respetar y sobre todo dejar de juzgar las decisiones de los demás, porque son tan válidas como las tuyas. ¿No crees?