¿Fueron felices y comieron perdices?
Cuando comencé a desarrollar la idea de escribir un post sobre el gran mito del amor romántico, de forma casi inmediata volvió al presente un recuerdo de mi época universitaria. Varias de mis amigas y yo estábamos reunidas tomando algo y tratando de arreglar un poco nuestras vidas, como solíamos hacer. Cuando de pronto surgió la idea de cuán perturbada estaba nuestra visión del amor romántico como consecuencia de la influencia ejercida por la cultura y el entorno. Todas estábamos de acuerdo con la idea de que el modelo de amor que nos intentaron inculcar no era el más adecuado para desarrollar una relación amorosa saludable y desde la que pudiéramos crecer. Antes de llegar a esa conclusión la mayoría de nosotras habíamos vivido relaciones amorosas que terminaron en un fracaso absoluto en parte debido a esa amalgama de ideas y creencias que han convivido con nosotras desde la infancia. Pero lo que más nos molestaba es que todas esas ideas no nos permitían vivir una relación desde la libertad, el respeto y el apego mutuo.
Porque, es el momento: echemos un poco la vista atrás y hagamos memoria. En mi caso, tengo 31 años, soy mujer y he crecido en un entorno de lo más normativo. ¿Qué influencias he recibido sobre el amor romántico? Desde bien pequeña me bombardearon con todo tipo de cuentos y películas cuya idea principal era la siguiente: chico y chica se conocen (bueno más bien sería chico salva o libera a chica) se enamoran y viven felices para siempre. Para ser más exactos el cuento o película termina con el “felices para siempre”, pero en realidad yo solo alcanzaba a ver el “felices de ahora” porque no me mostraban qué pasaba con esa pareja dentro de 20 años. ¿Seguían juntos?, ¿vivían eternamente una vida compartida sin problemas?, ¿se atrajeron toda la vida? Esas cuestiones no importaban, la idea trasmitida y que definitivamente ya había calado en mí era que ese estado de felicidad como consecuencia del amor sería para siempre (mec, error).
Con el germen de esta idea del amor romántico totalmente idealizado, llegas a la adolescencia. ¡Oh, dios mío! A la revolución hormonal le sumamos una idea totalmente irreal del amor. Ahora es cuando llegan todos tus referentes juveniles. No me avergüenza (bueno, en realidad sí me da pudor) reconocer que a mis tempranos 12 -14 años lloraba escuchando a Alejandro Sanz, a Laura Pausini y su “se fue, se fue”, o viendo películas como Dirty Dancing y Pretty Woman ( y su renovado cuento de Disney: príncipe salva a princesa). Teniendo en cuenta todo esto, el totalmente lógico que mi diario de esa época estuviera cargado de grandes frases del tipo: ¡oh, si fulanito no me hace caso, ya no podré vivir más!
Estos referentes culturales se han ido modificando a lo largo del tiempo, es decir, ahora hay otros ídolos musicales, otros cuentos, y otras películas. Pero lo que se ha mantenido inamovible es la falsa concepción del amor romántico (después te explico los que considero los mitos del amor romántico, un poco de paciencia 😉 ).
Desde que trabajo en la consulta, muchas de mis clientas son de edades comprendidas entre 15-20 años. Es decir, son los “nuevos jóvenes”. Me encanta trabajar con ellas (lo siento si hablo en femenino, pero me estoy ciñendo a la más estricta realidad), porque adoro esa época de la vida tan llena de posibilidades; pero hay algo que me alarma enormemente: compruebo en no pocas ocasiones como, en parejas muy jóvenes, el control, el machismo e incluso la violencia se cuela a través de esas creencias sobre el amor romántico.
Te pongo un ejemplo para que comprendas un poco a qué me refiero. En una relación la chica justifica e incluso disfruta de los celos de su pareja, entiende que esa actitud le confirma que él está enamorado de ella, de hecho, que no hubiera celos le haría desconfiar. Otro ejemplo, tras una ruptura, la chica se siente culpable por no haber cedido más, por no haberse esforzado más en complacer a su pareja. Cuando oigo creencias de este tipo siento, os lo prometo, un dolor intenso en el corazón. Siento que estoy viviendo una pesadilla, en la que el entorno y nosotros estamos disfrazados del futuro, pero en realidad todavía vivimos en el pasado.
La cuestión no es que yo lo vea en consulta, si no que los estudios dicen que se está produciendo una involución en la libertad femenina, o por lo menos no la evolución que sería deseable (puedes leer informes de diferentes entidades que alarman de la creciente violencia machista entre los jóvenes). Entonces, ¿cómo es posible que esto esté ocurriendo pleno siglo XXI, con los grandes avances que se han producido en nuestra sociedad?
Está claro que la ciencia y la tecnología avanzan más rápido de lo que lo hacen nuestros referentes culturales. Y lamentablemente, la cultura todavía está cargada de grandes estereotipos. Es a través de esta cultura por donde se cuelan mitos sobre el amor romántico que nos impiden vivir una relación de manera saludable. El amor lo vivimos en función de lo que aprendemos, el que estamos aprendiendo se aleja bastante de lo que es en la realidad.
Es el momento, ahora te voy a nombrar y explicar brevemente los mitos del amor romántico que todavía imperan en nuestra sociedad. Estos mitos no mes lo inventé yo, si no que fueron seleccionados como resultado de una investigación de DetectaAndalucía.
GRUPO 1 de mitos de AMOR ROMÁNTICO: “El amor todo lo puede”.
- Falacia de cambio por amor: esto es creer que tu pareja cambiará algo por el simple hecho de quererte.
- Mito de la omnipotencia del amor: vamos, que el amor puede con todas las dificultades, trampas y pruebas que se le presenten (es algo así como Superman).
- Normalización del conflicto
- Creencia en que los polos opuestos se atraen y entienden mejor: un clásico, ¿no crees?
- Mito de la compatibilidad del amor y el maltrato.
- Creencia en que el amor “verdadero” lo perdona/aguanta todo.
GRUPO 2 de mitos de AMOR ROMÁNTICO: “El amor verdadero predestinado”.
Entramos en el grupo de los mitos más peliculeros, en el sentido literal. Muchas películas basan sus argumentos en estos mitos.
- Mito de la “media naranja”: desde bien pequeños nos hacen creen que por ahí existe una persona a la que algún día encontraremos y que con ella nos sentiremos completos.
- Mito de la complementariedad.
- Razonamiento emocional.
- Creencia en que sólo hay un amor “verdadero” en la vida: conciénciate, sólo vivirás un amor verdadero, los demás son falsos, no son auténticos.
- Mito de la perdurabilidad, pasión eterna o equivalencia. Este también es gracioso, ¿de verdad las personas se creen que la pasión inicial dura toda la vida?
GRUPO 3 de mitos de AMOR ROMÁNTICO: “El amor es lo más importante y requiere entrega total”
- Falacia del emparejamiento y conversión del amor de pareja en el centro y la referencia de la existencia. Esto básicamente es organizar tu vida en torno a tu pareja.
- Atribución de la capacidad de dar la felicidad; quiere decir que crees que tener pareja te proporciona automáticamente felicidad.
- Falacia de la entrega total
- Creencia de entender el amor como despersonalización
- Creencia en que si se ama debe renunciarse a la intimidad.
GRUPO 4 de mitos de AMOR ROMÁNTICO: “El amor es posesión y exclusividad”.
- Mito del matrimonio.
- Mito de los celos: uno de los mitos que más daño provocan, ¿cuándo conseguiremos dejar de justificar y de normalizar los celos?
- Mito sexista de la fidelidad y de la exclusividad.
¿Qué opinas de estos mitos? ¿Estás de acuerdo con ellos? ¿Los identificas en tu propia concepción del amor?
Personalmente, durante una parte de mi vida viví con ciertos de estos mitos interiorizados. Pero, por suerte, siempre me han interesado referentes culturales mas críticos y me he rodeado de personas que también se incliniban hacia una visión más crítica de la educación. Creo que eso me ayudó a cuestionar la idea del amor que me habían inculcado desde pequeña y a conseguir construir una más saludable.
En mi opinión la sociedad entera debe realizar un gran esfuerzo, desde los colegios, hasta los cineastas (parece que Disney también ha empezado a hacerlo, lee aquí la noticia), los cantantes, la televisión, los políticos, padres…,y entre todos conseguir construir una visión del amor más realista, más sana, desde la que las partes implicadas podamos crecer y vivir más plenamente. Comencemos a sustituir el “sin ti no puedo vivir”, por el “me encanta vivir contigo, pero sin ti también”.
Os recuerdo que cualquier comentario que queráis hacer sobre las entradas siempre será bienvenido.
Hola Goretti.
Yo creo que esa sociedad de la que hablas que inculca los mitos del amor romántico está desapareciendo rápidamente en favor de otra que promueve el amor con fecha de caducidad prefijada, asumiendo de antemano que los sentimientos hacia tu pareja van a cambiar y dejarás de quererla tarde o temprano. En ese contexto es bastante difícil hacer planes a medio o largo plazo… hasta diría que es una de las causas de la baja natalidad. ¿Quién se lanza a tener hijos con su futura expareja?
Un poco en la línea de lo que comentaba Guillermo Rendueles en esta entrevista https://derrotaenderrotahastalavictoriafinal.blogspot.com.es/2016/01/el-capitalismo-trata-como-trastorno-de.html, te pego el trozo en cuestión:
”
(…)
Usted habla de «dictadura del emotivismo».
Sí, la sustitución de la ética por el cálculo de utilidad y las emociones. Antes lo bueno era bueno si lo era para toda la comunidad, y uno era bueno si lo era ante la comunidad. El hombre de provecho, el hombre de bien, era quien había hecho algo bueno por los demás, y uno siempre estaba juzgándose de acuerdo a eso. En la posmodernidad, sin embargo, lo bueno es aquello que después de hacerlo hace a uno encontrarse bien. Si después de hacerlo me encuentro bien, es bueno. Si me gusta, es bueno. En realidad no existen ya las categorías bueno y malo, sino sólo Ésta es una sociedad amoral. Ni siquiera inmoral, sino amoral. las categorías satisfactorio/insatisfactorio. Es un mundo amoral, éste. Ni siquiera inmoral: amoral.
Bauman también habla de amor líquido.
Sí, es un poco lo mismo, ese modelo de mantenerse juntos mientras nos dure el sentimiento.
¿Qué es, qué era, qué debe ser el amor? ¿El amor libre de los hippies y los anarquistas, el amor monógamo y eterno de los conservadores o un término medio entre ambas opciones?
Lo que es el amor sano y el insano se ve muy bien en los críos que juegan en el parque. Los que están seguros de que su madre, su padre o su cuidador los quieren juegan tranquilos sin miedo a perderse, mientras que los chavales inseguros están continuamente mirando para atrás a ver si el padre sigue allí, cuando no pegados a él sin jugar ni interaccionar con otros niños. El amor sano es el primero: el amor que te da seguridad. Lo que pasa en la posmodernidad, con ese modelo de mantenerse juntos mientras dure el sentimiento, es que el sentimiento no cambia a la vez en dos personas, por lo que esa seguridad está siempre en entredicho. Yo he puesto en algún texto el ejemplo de Bertrand Russell, que estaba tan contento con una de sus mujeres hasta que en un paseo en bici se dio cuenta de que ya no sentía lo mismo por ella y, llorando, la abrazó y le dijo que se tenían que separar. Ese emotivismo extremo es la norma en el mundo de hoy. Una de las teorías psicológicas más eecto a largo plazo que, como todos los proyectos, pueda fracasar, pero que no esté sometido a una incertidumbre constante.
“n boga es ésa que dice que el amor tiene fecha de caducidad: tres años y medio exactamente. Si te crees esas cosas, acabas autosugestionándote. Yo conozco parejas donde esa cosa ha sido hipertóxica, y que queriéndose mucho se han separado en cuanto se han dicho: «Ya no nos queremos como antes». Estamos como los críos inseguros, mirando constantemente hacia atrás preguntándonos si le habrá cambiado el sentimiento a éste o a ésta y si nos va a dejar. Eso dificulta mucho la interacción. Igual que los niños no juegan si no tienen la seguridad de que la madre está ahí, en el amor sin una relación de afecto seguro es muy difícil que uno se aventure, a menos que la inseguridad se acabe asumiendo y pase como con otros críos que hay, que como están seguros de que la madre se ha pirado les da igual ocho que ochenta. Ésa es otra de las imágenes de la posmodernidad. ¿Cuál es el amor ideal? Pues un amor que te dé la seguridad de que no se va a romper de un momento a otro; un amor que aunque te pongas malo, aunque te arruines, aunque te despidan, va a seguir ahí, y al mismo tiempo lo suficientemente flexible para que sea sincero, para que no te obligue a simular esa estabilidad y esa serenidad. Y un amor en el que se asuma que el amor significa cosas distintas en cada etapa de la vida. En suma, un proyecto a largo plazo que, como todos los proyectos, pueda fracasar, pero que no esté sometido a una incertidumbre constante.
En sus escritos suele invocar el hoy languideciente concepto de responsabilidad. Como resultado de una perversa mezcla de democracia y narcisismo, entendemos como bueno sólo aquello que nos gusta y queremos que todos lo disfruten pero sin tener que hacer ningún esfuerzo para conseguirlo.
Sí, sí. Las relaciones humanas se dividen en simétricas y complementarias. Las complementarias son aquellas en las que para estar yo bien, tú tienes que estar bien también, y por lo tanto tengo que invertir en tu bienestar, porque nos complementamos como dos fichas de ajedrez. Ése era el modelo antiguo. El amor romántico, el amor de pareja, funcionaba así. Hoy, eso es cada vez más minoritario y lo que hay cada vez más son relaciones simétricas: yo me desarrollo, tú te desarrollas y confluimos en algunos momentos y en otros no. Cuando las confluencias son muy ocasionales o inexistentes se produce la separación. Eso pasa en las relaciones entre dos personas pero también en la gran relación social. Efectivamente, queremos que todo el mundo esté bien y que la sociedad progrese pero sin hacer nada por los demás. Es cada cual el que debe progresar individualmente, sin ayuda, para que la sociedad lo haga.
”
Saludos
Hola Anónimo,
Lo primero, muchas gracias por animarte y escribir tu opinión en esta entrada. Quiero decirte que agradezco y valoro enormemente las opiniones vertidas en el blog. Lo segundo decirte que siento no haber podido constestarte hasta ahora, pero me he tomado unos días de vacaciones, incluyendo también vacaciones digitales.
He estado leyendo atentamente lo que has escrito, y creo que en realidad no hablamos de cosas tan dispares. Es decir, en mi entrada escribo sobre los mitos del amor romántico, sobre cómo entendemos el amor. En mi opinión estos mitos, que sobreviven en la cultura popular desde hace muchos años, no son incompatibles con lo que Guillermo comenta.Sobre todo porque esta clase de concepciones del amor son las que favorecen amores complicados y no seguros. Estoy totalmente de acuerdo con lo que comentaba acerca del amor seguro, es algo más que evidente que una pareja es más fuerte y se encuentra más satisfecha cuando puedes contar con el otro miembro, cuando sabes que responderá cuando lo necesites. Es decir, cuando la relación se basa en un apego seguro. Los mitos del amor de los que hablo obviamente no favorecen que la relación se construya sobre un apego seguro.
Sobre el tema que apuntas de la fecha de caducidad del amor, bueno, creo que podríamos discutir mucho sobre ello. Es aventurado decir que la casua de la baja natalidad sea que no pronostiquemos cierta duración a nuestra relación de pareja. Creo que si necesitásemos esa certeza para poder tener hijos, nadie los tendría! Cuando inicias una relación, quieres que funcione y se alargue en el tiempo, sabes que existe la posiblidad de que se acabe, pero trates de conseguir que no ocurra eso.
Lo que creo que sí podruce bastante confusión en las personas es el desconocimiento sobre la transformación del amor. Es un hecho más que evidente que el enamoramiento (entendido como una inundación de hormonas) dura cierto tiempo, más que nada porque nuestro cerebro no podría soportar mucho más ese estado. Tras ese enamoramiento, el amor se tranforma hacia algo más tranquilo y seguro, en el que prima el deseo de ser cuidado y de cuidar al otro, de trabajar la relación a diario. Muchas personas confunden esa tranformación con el fin de la pareja, de ahí que Guillermo hable de la fecha de caducidad de 3 años y medio. Puede que ese final esté relacionado con el cambio hacia una sociedad muy poco tolerante a la frustación, incertidumbre y sacrificio.
¡Gracias por leerme y por comentarnos tu opinión!