El síndrome bajón postvacacional

 

     En mi nueva vida de autónoma trabajo bastante desde casa y sin horarios rígidos, por lo que gran parte del tiempo no sé muy bien en qué día del mes vivo. Siempre tengo que recurrir a consultar mi agenda para ubicarme y organizar el día. Ayer (1 de septiembre) tenía una cita en el hospital muy temprano por lo que salí de casa a una hora muy discreta. Mi sorpresa fue que de camino a la parada del autobús me encontré a varias personas elegantemente vestidas luciendo un moreno espectacular. Dije: ¡claro! Es 1 de septiembre: la vuelta al trabajo. Mi pensamiento se quedó ahí, creyendo que esas personas que me crucé a primera hora habrán pasado unas vacaciones placenteras o, cuando menos, muy playeras.

Después de mi cita en el médico, me fui a tomar un café. Hojeo el periódico y me encuentro con un reportaje sobre el famoso “síndrome postvacacional”, y al poco tiempo oigo en la televisión encendida una noticia sobre el mismo síndrome. En ambos reportajes trataban de identificar los síntomas que lo conforman y pautas para sobrellevarlo. Leo que 6 de cada 10 personas sufren dicho síndrome, y automáticamente pienso que este síndrome es ya una epidemia.

Para mí (y no quiero polemizar) el síndrome postvacacional es un invento de la era moderna. Es decir, claro que nos produce, a la inmensa mayoría de los mortales, un bajón inmenso tener que volver a trabajar tras las vacaciones. ¿A quién no le gusta pasar las horas relajado en la playa? ¿Quién no disfruta remoloneando un rato en la cama por la mañana? ¿A quién no le gusta salir hasta tarde por la noche y convertir tu hobby en tu actividad diaria? Quién diga que no le gusta estar de vacaciones miente o tiene un problema. Estar de vacaciones mola, hablando claro. Además, si eres trabajador por cuenta ajena y por lo tanto con vacaciones remuneradas, eso ya es la leche.

En mi opinión este síndrome surge de la necesidad creciente que vivimos de “patologizar” nuestra vida ordinaria, y por tanto, los sucesos que a la mayoría nos toca vivir.

A lo que voy, claro que cuesta volver al trabajo. De toda la vida del señor. Recuerdo cómo mi padre se quedaba dormitando en el sofá, cansado, tras la vuelta a los madrugones. Cómo le costaba irse a dormir por la noche temprano, sin sueño por el desajuste de las vacaciones y porque aún hacía calor y por lo tanto pensaba en modo verano. Claro que sufres esos síntomas que comentaban en el periódico: insomnio, somnolencia diurna, apatía, desgana y falta de concentración.

La vuelta cuesta, pero también cuesta el inicio. No sé vosotros, pero yo en mi anterior vida como asalariada con trabajo de oficina, los primeros días de vacaciones estaba desubicada. Me despertaba a la misma hora que todo el año y me costaba bastante bajar el ritmo acelerado de la vida diaria. Además de que siempre recibía alguna llamada de la persona que se encargaba de mi trabajo en mi ausencia porque no encontraba tal o cual cosa.

Lo que quiero decir es que los cambios siempre afectan. Cuando nos sacan de nuestra rutina diaria (sea la de ir a trabajar o la de estar en playa) nos afecta. Quiero deciros, queridos lectores, que es normal que os sintáis mal estos primeros días de vuelta al trabajo. No os preocupéis, intentad ir poco a poco, sin forzar desde el día 1. Siguiendo los consejos que están dando en los medios de comunicación, con el transcurrir de los días volveréis a estar al 100%. Daros cierto tiempo para acostumbraros.
Si veis que os ha dado un súper bajón monumental como nunca antes habéis sufrido al volver a pisar la oficina, por el motivo que sea (odiais vuestro trabajo, vuestros compañeros son insoportables), podéis pedir ayuda a un profesional. Porque en ese caso ya no estaríamos hablando de síndrome postvacacional.

Supongo que entre sufrir en vuestras carnes el síndrome y oír hablar de él en los medios de comunicación hasta la saciedad, estaréis odiando Septiembre. Así que os voy a dar unas cuentas razones para volver a reencontraros y reconciliaros con este maravilloso mes.

SEPTIEMBRE:  EL MES DE LAS OPORTUNIDADES

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Para mí septiembre siempre ha sido el mejor mes del año, lo admito abiertamente. Además lo siguió siendo con vuelta al trabajo (tras las vacaciones) incluida. Lo defino como el mes de las oportunidades. Pensaréis que estoy loca perdida, que el mejor mes del año es julio o agosto. Pero para mí no.
Os voy a ayudar a sobrellevar la vuelta de las vacaciones hablándoos de lo que septiembre ofrece. Si te paras a pensarlo, muchas personas todavía organizan su vida en cursos, es decir, no planean por años (de enero a enero) si no utilizando como referencia el curso (de septiembre a septiembre). No pienses que sólo lo hacen las personas en edad de estudiar o los padres, yo también lo hago y no pertenezco a ninguno de eses colectivos.

¿Qué te puede ofrecer septiembre?

 

Septiembre es el mes de la vuelta al cole. Para mí siempre fue un momento especial: la llegada de los libros nuevos, con ese olor tan rico. Forrarlos, ponerles tu nombre y hojear el contenido. Darte cuenta de la cantidad de conocimientos que vas a aprender durante el curso. Es increíble. Septiembre significa todo un curso para aprender cosas nuevas.

Septiembre es el mes de estrenar, en general. En el cole estrenabas todo el material escolar: los libros, los estuches de 2 pisos, la mochila, los plastidecor intactos… Ahora ya de adulto estrenas la nueva temporada de otoño-invierno. No sé vosotros, pero para mí siempre es la mejor y la que más rentabilizamos en Galicia.

– En septiembre anuncian todos los coleccionables habidos y por haber: que si abanicos, casas de muñecas, coches antiguos.

– En septiembre se abren todas las matrículas de cursos. No pienses solo en el Colegio o en la Universidad. Puedes apuntarte en la Escuela de Idiomas para aprender inglés, en clase de manualidades o de corte y confección del centro cultural de tu barrio. Puedes también utilizar las ofertas que siempre ofrecen los gimnasios en esta época del año. Aprovechar septiembre para empezar a hacer deporte siempre es buena idea. Climatológicamente es perfecto: todavía hacer calor pero refresca bastante por la mañana y cuando se va el sol.

– Laboralmente hablando, septiembre es un buen mes para encontrar un nuevo empleo (junto a enero son los mejores del año). Será porque muchas empresas también funcionan por cursos.

– Si te gusta tu trabajo y no quieres cambiarlo, puedes plantearte septiembre como un nuevo comienzo. Siempre podemos mejorar ciertos aspectos en nuestro trabajo, y este mes es un buen momento para hacerlo. A pesar de tener el bajón post vacacional, realmente estamos descansados física y psicológicamente. Por lo que tendremos más y mejores ideas.

– Septiembre viene después de agosto, mes en que la gran mayoría de los habitantes de las ciudades huyen despavoridos a la costa para pasar sus vacaciones. Las ciudades se quedan vacías, muchos negocios cierran. Ves por todas partes el clásico: volvemos en septiembre. Con la llegada de septiembre todo vuelve a comenzar: las calles se llenan de vida,vuelven a abrir las tiendas y los bares.

Podría seguir nombrando razones por las que Septiembre es un gran mes, pero tengo miedo a que me toméis por loca, así que lo dejo aquí.

Probablemente ahora mismo estéis en vuestros trabajos, soportando este tremendo calor que estamos sufriendo y añorando como agua de mayo las vacaciones. Probad, aunque sea solo por un momento, a pensar en Septiembre como el comienzo. ¿El comienzo de qué?, os preguntaréis. Pues de TODO lo que queráis.

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